Introducción
La modificación de la dieta y los cambios en el estilo de vida desempeñan un papel fundamental en el tratamiento de los síntomas de la dispepsia funcional (DF), por lo que pueden considerarse una opción terapéutica de primera línea1.
Diversos estudios han señalado que ciertos alimentos son reconocidos con frecuencia por los pacientes como desencadenantes de los síntomas de DF. Entre los más comúnmente reportados se encuentran los productos lácteos, el alcohol, el café, las bebidas carbonatadas, los vegetales, los alimentos picantes, el gluten y las grasas2.
Este artículo explora el papel del manejo dietético y de los cambios en el estilo de vida en el tratamiento de la DF.
Dieta baja en FODMAP
Los oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP, fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols) son hidratos de carbono de cadena corta no absorbibles en el intestino. Están presentes en una amplia gama de alimentos, incluyendo frutas, verduras, cereales, productos lácteos, legumbres y diversos tipos de edulcorantes3.
En un estudio clínico de 105 pacientes con DF se comparó durante 4 semanas una dieta baja en FODMAP frente a las recomendaciones dietéticas tradicionales. Ambos grupos mejoraron sus síntomas generales, sin diferencias significativas entre ellos (67% vs. 57%; p > 0.05); no obstante, los pacientes con malestar después de comer o distensión abdominal respondieron mejor a la dieta baja en FODMAP (p = 0.04). Los puntajes de calidad de vida en el cuestionario SF-NDI (Nepean Dyspepsia Index Short Form), que evalúa cinco áreas principales (ansiedad, interferencia de la actividad diaria, capacidad para disfrutar las comidas, conocimiento de la enfermedad e impacto en el rendimiento laboral o académico), mejoraron significativamente en ambos grupos. El análisis también indicó que la distensión y ser hombre fueron factores asociados a una mejor respuesta a esta dieta4.
Staudacher et al.5 evaluaron la relación entre una dieta baja en FODMAP y el alivio de los síntomas de DF. El estudio incluyó 59 pacientes diagnosticados con DF, pero la gran mayoría (81%) también presentaban diagnóstico de síndrome de intestino irritable. Los pacientes se dividieron en dos grupos: uno que recibió recomendaciones sobre dieta baja en FODMAP (n = 40) y otro que recibió asesoramiento dietético estándar (n = 19). Aunque la adherencia a las dietas específicas no difirió entre los grupos, se observó una reducción significativa tanto en el puntaje de los síntomas epigástricos como en el puntaje total de síntomas en el grupo con dieta baja en FODMAP, en comparación con el grupo con dieta estándar (p = 0.026), lo que resultó en una proporción significativamente mayor de pacientes respondedores en el grupo de dieta baja en FODMAP6.
Sin embargo, en un estudio de tipo transversal en 2897 adultos se estimó el consumo de FODMAP utilizando un cuestionario de frecuencia de alimentos, y se encontró que una dieta baja en FODMAP se asoció con mayor riesgo de dispepsia crónica no investigada en adultos (odds ratio [OR]: 1.85; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.26-2.78), sobre todo en las mujeres (OR: 2.41; IC 95%: 1.46-3.95). Asimismo, se halló una asociación significativa con un aumento del riesgo de plenitud posprandial (OR: 1.38; IC 95%: 1.08-1.78; p = 0.046). Los autores concluyen que el estudio, aunque sugiere una relación entre la dieta baja en FODMAP y el riesgo de dispepsia crónica y síntomas relacionados, no puede probar de manera concluyente una relación de causa y efecto, por lo que sugieren la necesidad de realizar ensayos clínicos aleatorizados para confirmar los hallazgos y comprender mejor el papel de los FODMAP y su relación con los síntomas gastrointestinales superiores6.
Dieta libre de gluten
Una de las hipersensibilidades alimentarias más frecuentemente reportadas por los pacientes con DF es la reacción adversa al trigo, en particular a las proteínas conocidas comúnmente como gluten7.
Entre los casos DF refractaria al tratamiento farmacológico debe considerarse la DF dependiente del gluten como una posible manifestación clínica de la sensibilidad al gluten no celíaca. Shahbazkhani et al.8 reportaron un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en el que, de 77 pacientes con DF refractaria, el 65% no respondieron a una dieta libre de gluten, mientras que el 35% mostraron una mejoría de los síntomas gastrointestinales. Tras la ingesta de gluten en los pacientes cegados, los síntomas reaparecieron en el 6.4% del total de los pacientes con DF refractaria y en el 18% de los que respondieron a la dieta libre de gluten, lo que sugiere la presencia de sensibilidad al gluten no celíaca8. Como mostró este estudio, la sensibilidad al gluten no celíaca es altamente prevalente entre los pacientes con DF refractaria.
En un metaanálisis en el que se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados realizados en adultos con síntomas relacionados con DF para evaluar los efectos del desafío con gluten, los resultados indicaron un aumento significativo en la gravedad de la distensión abdominal (diferencia de medias ponderada [DMP]: 0.67; IC 95%: 0.37-0.97; I² = 81.8%; n = 6), la saciedad precoz (DMP: 0.91; IC 95%: 0.58-1.23; I² = 27.2%; n = 5) y el dolor epigástrico (DMP: 0.46; IC 95%: 0.17-0.75; I² = 65.8%; n = 6). Sin embargo, el efecto del desafío con gluten sobre la gravedad de las náuseas (DMP: 0.13; IC del 95%, -0.17 a 0.43; I² = 0.0%; n = 5) no fue significativo, por lo que concluyen que la restricción de gluten podría ayudar a reducir los síntomas dispépticos9.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que una dieta libre de gluten prolongada puede provocar deficiencias de vitaminas D y B12, hierro, zinc y magnesio, y que las dietas restrictivas pueden aumentar la hipervigilancia y la ansiedad, contribuyendo a la aparición de síntomas y la disminución de la calidad de vida10.
Dietas de restricción/eliminación de alimentos
Grasas
Existe una asociación significativa entre la ingestión de alimentos ricos en grasas y los síntomas en pacientes con DF, específicamente la sensación de plenitud posprandial y la distensión abdominal11.
En una revisión sistemática realizada por Duncanson et al.11 se demostró que el consumo de una dieta alta en grasas puede inducir síntomas como náuseas, dolor epigástrico y sensación de saciedad posprandial. Los principales mecanismos por los que los alimentos grasos podrían exacerbar los síntomas de la DF están relacionados con el retraso del vaciado gástrico y la hipersensibilidad gástrica. Se sabe que una infusión intraduodenal de lípidos puede aumentar la sensibilidad del estómago proximal a la distensión, provocando síntomas dispépticos, debido a un efecto específico de la grasa sobre la liberación de colecistocinina12.
Cafeína
En algunos estudios se ha relacionado el aumento de la secreción de ácido gástrico inducido por el café con trastornos gastrointestinales, incluyendo la enfermedad por reflujo gastroesofágico, el dolor epigástrico y la acidez13. En un estudio, al comparar con el agua como control, se observó que el café era un estimulante considerable de la secreción ácida. Tanto el café con cafeína como el descafeinado se han asociado con una elevación prolongada de la gastrina sérica14.
Sin embargo, en un estudio con 3362 adultos de entre 18 y 55 años, de los que el 58.3% eran mujeres, se utilizó un cuestionario de frecuencia de alimentos para evaluar la ingesta dietética, y tras ajustar por posibles factores de confusión (sexo, edad, consumo energético, actividad física, tabaquismo, índice de masa corporal [IMC]) no se observó una asociación significativa del consumo de café (OR: 1.27; IC 95%: 0.86-1.87) y cafeína (OR: 1.00; IC 95%: 0.99-1.02) con síntomas específicos de DF, como saciedad temprana, plenitud posprandial o dolor epigástrico15.
Por lo tanto, es difícil llegar a una conclusión definitiva sobre los efectos del consumo de café en los síntomas dispépticos, pero se ha observado que los pacientes reducen con frecuencia y de manera espontánea su consumo.
Alcohol
Los efectos del alcohol sobre la DF también han sido contradictorios. Algunos estudios no han demostrado ninguna relación entre la aparición de nuevos síntomas dispépticos y la gravedad de la dispepsia, el síndrome de malestar posprandial o el síndrome de dolor epigástrico11.
Por otro lado, un gran estudio de cohorte con 4390 sujetos demostró que existía una relación entre el consumo de más de siete bebidas alcohólicas por semana y la presencia de síntomas dispépticos (OR: 2.3; IC 95%: 1.1-5.0); así, es difícil determinar si el alcohol induce o no síntomas16.
Dado que el consumo crónico de alcohol no es saludable, se puede recomendar reducir su consumo en pacientes con dispepsia, como en otras condiciones.
Capsaicina
La capsaicina es el compuesto activo en el chile, causante de la sensación de ardor asociada con los alimentos picantes. En los pacientes con DF, el consumo de alimentos que contienen capsaicina aumenta los síntomas en comparación con el consumo de placebo o con controles sanos12.
Se han realizado estudios para investigar principalmente los efectos de la capsaicina en el tratamiento de la DF al abordar la relación entre la capsaicina y el receptor potencial transitorio vaniloide tipo 1. Se ha propuesto que la capsaicina pudiera aliviar los síntomas de la DF de diversas maneras. Estos efectos incluyen la desensibilización de las fibras nociceptivas C, la regulación de diversos neurotransmisores, la disminución de la inflamación epitelial, el equilibrio de la microbiota intestinal, la inhibición de la secreción de ácido gástrico y la reducción del daño por estrés oxidativo17.
No obstante, la evidencia sobre su uso es limitada. Estudios recientes observaron, en pacientes con DF, que cuando se administró una dosis de 0.50 mg de capsaicina indujo dolor epigástrico moderado en el 76% de los pacientes. Sin embargo, en otro estudio, la ingestión de 0.25 mg de capsaicina reportó síntomas leves tanto en pacientes con DF como en controles sanos. Es importante resaltar que la duración del tratamiento propuesta debe ser mayor de 1 semana; una aplicación menor puede sensibilizar los quimiorreceptores y aumentar la precepción del dolor18,19.
Por lo anterior, se ha propuesto que el entendimiento completo de estos mecanismos ayudará al desarrollo y la utilización de la capsaicina en los campos de la alimentación y la medicina.
Patrones dietéticos
Frecuencia de las comidas
Los pacientes con DF no son capaces de tolerar grandes cantidades de alimentos y, por tanto, tienden a disminuir el número de comidas y de calorías, y aumentar el número de meriendas, con riesgo de déficit calórico, vitamínico y mineral. Sin embargo, Göktaş et al. no encontraron diferencias significativas en la frecuencia de comidas entre sujetos con DF y sujetos sanos, ya que ambos grupos reportaron consumir tres comidas principales durante el día (68.5% vs 70.4%)17. De manera similar, en cuanto al consumo de refrigerios, los investigadores no encontraron diferencias en su frecuencia entre los dos grupos. Estos resultados coinciden con los de Çolak et al., quienes llegaron a la conclusión de que la frecuencia de las comidas no influye en el desencadenamiento de los síntomas en los pacientes con DF20.
La preparación, el volumen y la rapidez con la que se ingieren los alimentos también pueden estar asociados con síntomas dispépticos21].
Cambios en el estilo de vida: ejercicio
La asociación entre el ejercicio y los síntomas digestivos sigue siendo inconsistente. En un estudio japonés con 30 sujetos sanos se observó que el ejercicio de intensidad moderada, pero no el de baja ni el de alta intensidad, induce el vaciamiento gástrico. Sin embargo, en un estudio sueco de cohorte con 137 participantes, el ejercicio se asoció con un aumento del reflujo y los vómitos, y con una disminución de la diarrea y las náuseas22.
En un estudio se encontró que la prevalencia de DF entre los sujetos con ninguna, baja, moderada y alta frecuencia de ejercicio fue del 2.7%, el 1.7%, el 1.3% y el 1.3%, respectivamente. Tras ajustar por edad, sexo, IMC, consumo de alcohol, tabaquismo, soplo cardiaco y anemia, se observó una asociación inversa entre la frecuencia baja, moderada y alta de ejercicio y la DF (las OR ajustadas fueron: para baja frecuencia 0.69 [IC 95%: 0.47-0.997], para moderada 0.53 [IC 95%: 0.34-0.81] y para alta 0.53 [IC 95%: 0.30-0.88]; p = 0.002)23.
Por lo tanto, la relación entre el ejercicio y los síntomas digestivos, así como con la DF, no es clara ni consistente. Por un lado, algunos estudios han mostrado efectos positivos del ejercicio moderado sobre el vaciamiento gástrico, mientras que otros han observado efectos adversos, como un aumento en los síntomas de reflujo y vómitos. Sin embargo, un estudio sugiere que existe una relación inversa entre la frecuencia del ejercicio y la prevalencia de DF, lo que indica que, a mayor frecuencia e intensidad del ejercicio, menor es la prevalencia de la DF, aunque este hallazgo requiere un análisis más detallado y la consideración de factores de confusión como la edad, el sexo y el IMC, entre otros.
Conclusiones
Una dieta baja en FODMAP puede ser beneficiosa para la DF, especialmente en pacientes con distensión abdominal y malestar posprandial, aunque algunos estudios no muestran diferencias significativas frente a las recomendaciones tradicionales. Sin embargo, el consumo de FODMAP podría aumentar el riesgo de dispepsia crónica, en particular en las mujeres. En cuanto a la dieta libre de gluten, algunos pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca experimentan mejoría, pero hay que tener en cuenta que las dietas restrictivas pueden causar deficiencias nutricionales si no se supervisan de manera adecuada. El consumo de alimentos grasos empeora los síntomas de la DF, como la plenitud posprandial y la distensión abdominal, mientras que tanto la cafeína como el alcohol pueden desencadenar síntomas digestivos, aunque los resultados no son concluyentes. La capsaicina de los alimentos picantes podría agravar los síntomas en algunos pacientes, pero también se investiga su posible uso terapéutico. En cuanto a los patrones dietéticos, la frecuencia y el volumen de las comidas pueden influir en los síntomas de la DF, con algunos pacientes que optan por más meriendas para evitar grandes cantidades de comida, lo que puede llevar a deficiencias nutricionales. Finalmente, la relación entre el ejercicio y los síntomas digestivos es ambigua; algunos estudios sugieren que un mayor ejercicio podría estar asociado con menos síntomas de dispepsia, pero es necesario considerar otros factores como la edad y el IMC.
Financiamiento
Los autores declaran no haber recibido financiamiento para este estudio.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
Consideraciones éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad, consentimiento informado y aprobación ética. El estudio no involucra datos personales de pacientes ni requiere aprobación ética. No se aplican las guías SAGER.
Declaración sobre el uso de inteligencia artificial. Los autores declaran que utilizaron inteligencia artificial (Chat GPT) para la redacción de este manuscrito en el abstract y conclusiones.